En el año 2010, Eulalia de Valdenebro da nacimiento a una escultura viva en el centro de la ciudad de Bogotá con especies de enredaderas propias del bosque andino intertropical bautizada como Nativas Foráneas. Para 2014, Espacio Odeón albergó una muestra que reconstruye la escultura a partir de una serie de dibujos táctiles o mapas que especulan sobre el crecimiento y la formación de las especies que la componen.

Nativas Foráneas fue emplazada y sembrada en el campus de la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, integrada al diseño de una plazoleta para estudiantes de artes. Desde ese momento la escultura ha cambiado de manera permanente, ya que en el acuerdo suscrito se aclara que no es un jardín, por tanto no requiere mantenimiento. La idea es que en ella se hacen visibles los ciclos vitales y relaciones propias de las plantas: crecen unos cuerpos sobre otros, algunos mueren, compiten por la luz, albergan nidos, atraen polinizadores, nacen nuevas especies, vuelan semillas. Así, en estos años se ha acumulado sobre su estructura metálica (26m x 5m en su parte más alta) una masa de cuerpos vegetales en todos sus estados.

Las especies elegidas tienen la paradójica situación de ser a la vez Nativas y Foráneas en el contexto urbano de Bogotá. Esa situación, que contrapone categorías con temporalidades diferentes, muestra los procesos históricos y políticos mediante los cuales construimos el paisaje urbano.